Aunque hace más de 80 años que no se extrae, en tiempos pasados fue un trabajo que contó con excepcional importancia en Yésero.
La "Casa de la Pez" es un edificio del siglo XVI, rehabilitado, que a lo largo de su historia ha tenido varios usos: consistorio, escuela, carpintería e incluso cárcel.
Desde el año 2005 acoge una exposición permanente sobre la elaboración de la pez, actividad a la que se dedicaron antiguamente los habitantes de Yésero, motivo por el cual se les conoce con el apodo de “peceros”.
A través de un vídeo y una serie de paneles y objetos donados por los vecinos y unos hornos construidos en el jardín posterior, se explica el proceso de obtención de la pez (a partir de la resina de los pinos), sus usos (esencialmente el marcado del ganado y fines terapéuticos y de impermeabilización) y su relación con otras actividades como la ganadería o la extracción maderera.
En sus dependencias también se puede contemplar y disfrutar de una colección de fotografías cedidas por los vecinos "que retratan la vida de Yésero en el siglo XX".
demás, la Casa de la Pez sirve como centro cultural ya que en ella se celebran exposiciones temporales, charlas, proyecciones, etcétera.
Esta ruta pretende llevarnos a los pies de Tendeñera, lugar en que se fabricó antiguamente la pez y que es el motivo de que el apodo de los habitantes de esta localidad sea el de “peceros”. (La pez es ese producto negro que se obtiene al quemar teas o “tiedas” y que se utiliza fundamentalmente para marcar el ganado o para impermeabilizar las botas de vino).
La Asociación de Vecinos y Amigos de Yésero inició sus actividades de verano con una excursión precisamente por esta “Ruta de la pez” que comienza saliendo de la plaza del pueblo hacia la carretera N-260 para comenzar la ruta en la caseta situada en el cruce, donde está colocado un panel explicativo de la misma y la señal de inicio del camino.
Se emprende la marcha por el sendero que discurre suave por el bosque de pinos y hayas, paralelo al Barranco del Infierno donde según la época del año se puede encontrar setas, frambuesas, fresas, arándanos…
Al cabo de aproximadamente una hora de camino, se llega a la Caseta de Chuana que se ha reconstruido para colocar un primer punto de información sobre lo que podemos encontrar en estos bosques, hay un panel sobre la flora y otro sobre la fauna de la zona. Esta caseta se encontraba deteriorada y sin tejado, y se ha rehabilitado como muestra de arquitectura popular y para aprovecharla, como hemos explicado, como un primer punto de información de la Ruta de la Pez.
Continuamos con la excursión. Seguimos andando y pasamos por el Portillo l’Onso, cruzamos el barranco y poco a poco nos iremos acercando a la Planeta Ortón, lugar en el que se hacía la pez y que por eso se la conoce también como la Planeta os Fornos. Se trata de una pequeña explanada cubierta por una gran cantidad de “felzes” (helechos) y “chordicas” (ortigas) que dificultan el paso y esconden los restos de los hornos. Pero enseguida se puede ver un panel en que se explica el proceso de fabricación de la pez y que nos remitirá al Centro de Interpretación situado en la Casa de la Pez en Yésero.
Llegados a este punto, se puede buscar un lugar agradable para descansar, hay bellos rincones junto al agua donde se puede pasar un buen rato. Pero si queremos continuar para terminar la ruta, hay que seguir un poco el curso del agua que había ido excavando la roca durante un buen trecho, hasta caer bruscamente en un salto llamado el “Gorgón” o Gorgol.
Dependiendo de la estación en la que se haga la excursión, nos puede impresionar la altura de la cascada y la oscuridad del lugar (cuerdas y hierros en la roca nos recuerdam que el sitio es frecuentado por barranquistas).
Al llegar al Gorgol se puede continuar por el circuito señalizado cruzando de nuevo el barranco y volviendo a la Caseta de Chuana y, de allí, al punto de inicio, o también se puede seguir por la otra margen del barranco para pasar por la Espelunca O Soldau, las Viñualas y salir a la carretera N-260 por la curva del barranco del Infierno y llegar al primer panel informativo de inicio de la ruta y desde aquí, seguir hasta el pueblo.
Los peceros aprovechaban las raíces y la parte baja del tronco de los pinos que tenían resina, para extraer la pez. Cortaban la madera a un tamaño de 15 centímetros por 7 centímetros y 3 centímetros de grosor y llenaban el horno con esos trozos. Luego, los quemaban en una combustión lenta que duraba todo un día. Conforme se iba quemando, el alquitrán iba descendiendo por el fondo del horno hasta un deposito llamado “Triyuela alquitranera o Cocedera”, donde era recogido.